TALLER-ENCUENTRO LA POESÍA, CITY BELL - LA PLATA

martes, 25 de mayo de 2010

Festival Palabra en el Mundo en City Bell – Villa Elvira


Carlos Aprea, Daniel Krupa, José María Pallaoro y Néstor Mux

El encuentro se realizó en Villa Elvira (el Espacio-cultural “La Poesía” de City Bell sigue construyéndose), en casa del poeta Carlos Aprea. Entre otros, fueron de la partida los poetas y escritores Néstor Mux, Daniel Krupa, Julián Axat y José María Pallaoro. Guiso de lentejas y vino tinto de varios varietales acompañaron la grata velada que cerró con el Himno Nacional Argentino en las etílicas voces de Aprea y Pallaoro.

Carlos Aprea, Daniel Krupa, José María Pallaoro y Néstor Mux

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Néstor Mux: Sólo fantasmas

Desde lo más hondo
se van abriendo paso impunemente
hasta instalarse en el centro de nosotros.

Como dulces fieras o ángeles pavorosos
vuelven a recobrar los pedazos de sí,
dejándonos a cambio el oprobio
que les dimos o las maravillas efímeras
que a nuestra vanidad se le antojaron inmortales.

Sólo fantasmas recorriéndonos hasta el final,
para que no olvidemos nunca que nuestras vidas
están construidas también con la memoria,
el estupor y la carne borrosa de esas muertes.

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Carlos Aprea: Los puentes

tendidos
entre la soledad y la alegría,
entre el mañana neblinoso
y el presente cautivo,
no esperan otra cosa
que seguir uniendo
orillas lejanas.

en el mapa escondido del mundo,
las líneas firmes
de sus brazos extendidos
dibujan una red fortísima.

ella nos sostiene en la vida.

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Julián Axat: Todos los años…

todos los años
ese día
a la misma hora
sueño
viajo al pasado
una hora exacta antes de que caigan
me veo a mi mismo de siete meses
en los brazos de mamá
desesperado
les cuento de su destino
hay que irse rápido les digo
quedan pocos minutos
no vacilan
no se inmutan
llegamos a discusiones acaloradas
no hay caso pienso
se quedan
antes de volver me entregan al
niño
cuidálo
y vuelvo con él en brazos
sin rescatarlos
ni siquiera de los sueños

_
José María Pallaoro: Otra casa / Otra oscuridad

OTRA CASA

de un cielo gris
con destellos
anaranjadamente
oscuros

los pájaros de la tarde
caen

vacíos
sin peso

como hojas
que sopla

la muerte

quizás queriendo
otra casa

OTRA OSCURIDAD

como un viajero
a su sombra
la sigo

no hay hambre
sólo deseo

cuando me pierdo
o ella se deshace
de mí

el pensamiento
deja de aventurar
conjeturas

y quedo solo
en mi otra oscuridad
_

Daniel Krupa, Julián Axat y José María Pallaoro

LECTURA DE POEMAS
_
Raúl Gustavo Aguirre: La estrella fugaz

Yo cumplo un luminoso y secreto camino,
lejos, en un sistema solar joven y extraño.
Soy puro lis de fuego y después ya no soy
sino una claridad velocísima y tenue
que se confunde con la realidad.

_
Mario Porro: Mundos

Las luces
del techo
llegan
al fondo
de mi taza
de té

Estrellean
rostros
manos
inmensos jardines
Senderos iridiscentes

Siluetas de tristeza
se rompen
en cada gota
encandilada

Los amigos
beben
charlan

_
Idea Vilariño: El amor

Un pájaro me canta
y yo le canto
me gorjea al oído
y le gorjeo
me hiere y yo le sangro
me destroza
lo quiebro
me ayuda
lo levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
a desatado
gime su voz y gimo
río y ríe
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo
–no se trata de amor
damos la vida–
y me pide y le pido
y me vence y lo venzo
y me acaba y lo acabo.


_
Roberto Themis Speroni: El poeta, el taciturno, acaso la sombra de un anillo

… yo, el poeta, el taciturno –acaso
la sombra de un anillo, acaso el simple
sollozo de un guijarro, acaso el vuelo–,
voy integrando el ser, lo que los años
separan dividiendo, haciendo trizas
junto al hueso constante del invierno.

¡Oh, camaradas, ágiles guerreros
de aquella luz buscada y conseguida!...
Con cuánta lentitud, con cuánta angustia
debo internar mi soledad, mi sangre
por el invierno que a mi lado eleva
sus follajes de escarcha.

Por momentos,
descubro que hay un símbolo terrible,
una inviolable lápida asfixiando
esto que soy y somos, esta ardiente
necesidad de andar, de ver el grito
que el invierno sostiene, que aprisiona
con terquedad de hiedra en lo sombrío.
¡Si uno pudiera estar en toda fuente,
sumergido en profundas aventuras
solamente cercanas al espíritu;
si se pudiera descorrer el viejo
cabello del invierno, si la mano
quitara de improviso lo dormido,
lo muerto en apariencia, este gran hueso,
esta oquedad mortificante y sola
tal vez se estremeciera, diera un vuelco
hacia la estrella misma, y en el cielo
veríamos el mar, el valle hermoso
que los sueños contemplan solamente...!

Y sin embargo a tientas, yo, el poeta,
internándome a siglos, destrozado
por aguzadas limas que aparentan
infinitas ternuras, por espectros
que me arrojan arañas polvorientas,
adormideras, rostros invencibles,
sigo a paso de arena este gran hueso
donde el invierno es único monarca,
dios de cristal, señor de la derrota...

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Luis Benítez: Lao-Tsé prepara una sentencia

Nada de lo que diga
Puede desviar la caída de una hoja.
Una palabra no
Frenará la otra.
Es inútil que a éstos
Que me escuchan dedique
Una verdad: la harán pedazos.
De sus pedazos nacerá Lao-Tsé.
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