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Antonio Moro, Graciela Tsioulis, Adriana Coscarelli, José María Pallaoro, Josefa Lombardo y Alejandra Rodríguez |
LOS VIERNES DE LA ETERNIDAD
ENCUENTRO EN TALLER LA PLATA 28 DE ABRIL DE 2023
CON ANTONIO MORO, ADRIANA COSCARELLI Y CÉSAR CANTONI
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César Cantoni, Adriana Coscarelli, José María Pallaoro y Antonio Moro |
TALLER JOHN BERGER (citando a la poeta vietnamita Le Thi Diễm Thúy)
Que la palabra sea humilde, que sepan que el mundo no comenzó con las palabras sino con dos cuerpos abrazados, uno que lloraba y otro que cantaba.
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Alejandra Rodríguez y José María Pallaoro |
TALLER ALBERTO GIRRI
Que el poema no nace, es hecho. Opera ataque artificia, producto del escribir y del arte. En ese acto, vagamente recordar cómo alguna vez el distingo entre artista y artesano no existió. Quizás tal hacer sea ilusorio, jactancia; lo literario atribuyéndose la creación de algo, poema, cuando lo que en realidad ocurre es que el poema “sucede”. No pasaría nuestro trabajo de ser más que una tenaz invocación: tocar tambores para que llueva.
TALLER WILLIAM CARLOS WILLIAMS
Versión de Alberto Girri
POEMA
Así como el gato
trepó a
lo alto de
la alacena
primero la pata
delantera derecha
cuidadosamente
luego la trasera
saltó
adentro del hueco de
la maceta
vacía
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Antonio Moro, Josefa Lombardo, Alejandra Rodríguez y José María Pallaoro |
TALLER WALLACE STEVENS
Versión de Alberto Girri
TRECE MODOS DE CONTEMPLAR A UN MIRLO
I
Entre veinte nevados montes
lo único móvil
era el ojo del mirlo.
II
Yo era de tres opiniones,
como un árbol
sobre el que se posan tres mirlos.
III
Giraba el mirlo con los vientos otoñales.
Era su breve papel en la pantomima.
IV
Un hombre y una mujer
son uno.
Un hombre y una mujer y un mirlo
son uno.
V
Yo no sé qué preferir,
si la belleza de las cadencias
o la belleza de las alusiones,
el silbido de un mirlo
o lo que sigue.
VI
Los carámbanos cubrían la amplia ventana
de cristales bárbaros.
La sombra del mirlo
la atravesaba, de un lado a otro.
El estado de ánimo
trazó en la sombra
un motivo indescifrable.
VII
Oh tenues hombres de Haddam,
¿por qué imagináis a pájaros dorados?
¿No veis cómo el mirlo
anda entre los pies
de las mujeres que os rodean?
VIIII
Yo sé de nobles acentos,
y lúcidos, inevitables ritmos:
pero sé, también,
que el mirlo estás implicado
en lo que no sé.
IX
Cuando el mirlo se perdió de vista
señaló los límites
de uno de los muchos círculos
X
A la vista de los mirlos
volando en una luz verde,
aún los alcahuetes de la eufonía
gritarían agudamente.
XI
Viajó por Connecticut
en un coche de cristal.
Una vez el miedo lo traspasó,
al confundir la sombra de su equipaje
con mirlos.
XII
El río se mueve.
El mirlo debe estar volando.
XIII
La tarde entera fue ocaso.
Nevaba
y seguía nevando.
El mirlo se posaba
en las ramas del cedro.
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Foto gentileza Amalia Gieschen, ese atardecer en algún lugar de la costa |
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es para este solo objetivo.-