Eduardo Maradona, José María Pallaoro, Adriana Romano, Marcelo Steblak, Valentina López
y Paola Boccalari |
Taller Presencial La Plata y City Bell / Taller Virtual
CHANTAL MAILLARD / Un poema
Deseé alguna vez que un poeta me amase.
Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña.
Delfina
Lascano y Vedia, Soledad Gutiérrez Eguía y José María Pallaoro |
ALFREDO VEIRAVÉ / RADAR EN LA TORMENTA
Y alguna vez, no siempre, guiado por el radar
el poema aterriza en la pista, a ciegas,
(entre relámpagos)
carretera bajo la lluvia, y al detener las turbinas, descienden
de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras.
IDA VITALE / RESIDUA
Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?
Susana Siveau |
SUSANA SIVEAU / HERENCIA
Humilde sabio, supiste
la luz, la sombra, las quimeras
que el corazón soporta en la rutina,
pequeñas cosas que nos llevan
a vaciar el arca de los años,
a olvidar el dolor
mas por urgencia de olvidar que por olvido.
Nombro los silencios de tu vida
y a veces casi te comprendo, hogaza buena,
pan que a nadie se negó.
Abrigo y lluvia.
Hoy aprendo a mirar desde tus ojos,
habitar el mundo
con solo indóciles letras en las manos.
IRENE GRUSS / VENTANA
La ventana está sucia.
Gotas secas no dejan ver, se pegotean,
el polvo se instala y
cuesta decidir cuál es
la última lluvia o
el último sol.
JOSÉ MARÍA PALLAORO / TIGRE DELTA BLUES
Un hombre joven que debe una muerte, se refugia en una pequeña isla de un delta del Tigre. Espera a una mujer, ha matado por ella. Dicen amarse, desde jóvenes dicen amarse. Él la espera en la isla desierta. Ella, en un pueblo cercano, va a bares, y frecuenta a otros hombres. Él piensa en ella y en poder escapar de ese lugar ya cercado por la Ley. Ella piensa en él cuando otros la besan en el cuello y la abrazan en la oscuridad. Ninguno puede salir, quizás no lo intenten, de esa isla que han creado para no estar juntos y amarse en la falta y necesidad del otro.
PAUL CELAN / CORONA
En mi mano come el otoño su hoja: somos amigos.
Descascaramos el tiempo de las nueces y le enseñamos a andar:
El tiempo retorna a la cáscara.
En el espejo es domingo,
en el soñar se duerme,
la boca dice verdad.
Mi ojo desciende al sexo de la amada: nos miramos,
nos decimos lo oscuro.
Nos amamos uno al otro como amapola y memoria,
dormimos como vino en las conchas,
como la mar en el rayo de sangre de la luna.
Estamos abrazados en la ventana, nos miran desde la calle:
ya es tiempo de que se sepa.
Ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer;
que a la inquietud le palpite un corazón.
Ya es tiempo de que sea tiempo.
Ya es tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario