TALLER-ENCUENTRO LA POESÍA, CITY BELL - LA PLATA

viernes, 23 de diciembre de 2022

Encuentro en Taller La Plata jueves 22 de diciembre de 2022


ENCUENTRO EN TALLER LA PLATA JUEVES 22 DE DICIEMBRE DE 2022


MUDANZA

     Hay quien en el sótano dispone de un Aleph. Y se jacta, claro, pero mezquina su visión a los demás. Puede entenderse. Yo, por la ventana del patio mirando al Sur (lo digo por indicar alguna dirección, aunque todo depende desde donde uno mire), una noche de lo que podría llamar verano descubrí un agujero negro.

     Lo comento porque hay quien encuentra atractiva la clase de amenazas que los agujeros negros concentran. Por mi parte, ni siquiera creo que todo eso vaya más allá de fabulaciones, qué dios va a ponerse a perder tiempo en inventar escenografías de tal porte y con tales propiedades. Lo más comparable en tema de espectacularidad eran los Pilares de la Creación, pero ya hace rato que se derrumbaron. Por suerte quedan imágenes, en colores además, para demostrar que un día existieron. Pero demasiado retocadas a mi parecer. Efectistas. También es cierto que, como se suele decir, cada comarca celeste tiene un rasgo prominente.


     Mientras los Alephs no escasean en las zonas céntricas, los agujeros negros son cosa más bien de la periferia, y a nadie le gusta reconocer que reside en un espacio de poca categoría y mucho riesgo. A mí tampoco, por más que algunos consideren que lo interesante es precisamente eso.


     De modo que decidí cobrar entrada a los que quieren asomarse a la ventana que da al patio del Sur, y ni bien haya reunido la suma suficiente me mudo. Lo que ando buscando es una residencia sin sótano, sin observatorio, sin ninguna clase de peligroso prodigio en las inmediaciones, un bastión donde solo y en paz pueda apostarme a mirar lo que va quedando de las estrellas.




CORTINAS 

     Es una escenógrafa merecidamente famosa. Tan especiales son sus creaciones, tan mágicas, que no hay metteur en scène que, ni bien decide la obra a montar, no reclame su colaboración. El interés del público está asegurado: no hay espectador que quiera renunciar a un teatro que le garantiza la ilusión de adentrarse en bosques de cuento de hadas, participar en los escarceos amorosos de los invitados a los bailes de esos salones que ella despliega en el escenario, pregustar una espera deleitosa en uno de los suntuosos sillones recuperados de los depósitos de la Compañía Ferroviaria, porque la acción de la obra en cartelera esta temporada se desarrolla entre un ambiente burgués del siglo pasado y un vagón de tren de primera clase, y lo que ella necesita para la escenografía son precisamente esos sillones que en un tiempo estaban de moda para el saloncito de los camarotes de lujo, de modo que, le explica al metteur en scène, para transformar un espacio en el otro, bastará con correr un cortinado.


     La obra, en efecto, será un éxito y cuando se cierre la temporada la Compañía Ferroviaria, agradecida por la publicidad indirecta, le obsequiará los sillones. Ella elige dos, y antes de llevárselos a su departamento e instalarlos adecuadamente en la sala que da a la plaza, lo único que hace es cambiarles el tapizado.

     Se sentará en el sillón con una copa en la mano y descorrerá la cortina. Detrás de la ventanilla verá desfilar las estaciones de pueblos desconocidos, a veces a orillas del mar, otras al pie de colinas que se pierden en la lejanía.

     Todas las tardes, sentada en ese sillón, descorre la cortina y se pregunta si algún día invitará a alguien a sentarse en el sillón del lado, se pregunta si se bajará en una de esas estaciones que ve por primera vez, se pregunta si lo que la detiene es el miedo de no poder regresar, o de que en la estación no haya nadie que la esté esperando, o de verse a sí misma detrás de la ventana sentada en el sillón.


Los dos relatos fueron escritos por Rosalba Campra (Jesús María, Córdoba, Argentina, 9 de septiembre de 1940) / Escritora que reside en Roma, Italia / Fotos: grupo de taller / #JoséMaríaPallaoro  #TallerLiterarioMundoDespierto  #LoDePallaoro  #LaTalitaDorada / 
Los autores y textos forman parte de estudio en ejercicios de taller, y su destino es solo para este objetivo.- 

sábado, 3 de diciembre de 2022

Encuentro en el jardín




     MOSTRAR 

     En la memoria hay palabras que no se pueden decir. Duran, y hacen mal y hacen bien, como un caballo loco. Correr por esos campos sin tapar los ojos del recuerdo para que se detenga. Respetar el deseo que no fue. Contestarse con nada y mostrar valor ante el desastre. 


     VIAJES 

     La poesía tiene aceites para limpiar la palabra. Es más grasosa que la vida y deja manchas que llevamos sin merecer. Quema. Es movimiento de su obra y devuelve el pasado a su pasado. 


     EL ATADO 

     Escribir sin contar es como vivir sin vida. Las palabras serán inocentes, pero no su relación. El contador traza una columna del “debe” y otra del “haber” y en la última anota los silencios que supo conseguir. Con las caras de una palabra quisiera hacer piedras y mirarlas todas hasta el fin de mis días. Esas caras siempre tienen otras fugitivas de la boca. Morder la piedra, entonces, es la tarea del poeta, hasta que sangren las encías de la noche. En esa noche navegará sin rumbo fijo, desconfiado de todo, en especial de sí, mirando espejos que cantan como sirenas que no existen. El poeta se atará al palo mayor de su ignorancia para no caer en sí mismo, sino en otro país de aventura mayor, muerto de miedo y vivo de esperanza. Sólo el dolor lo unirá muertovivo al vacío lleno de rostros y verá que ninguno es el suyo. Y todos serán libres.


Poemas de Valer la pena (México, 1996-2000), Seix Barral, 2001 / 
Juan Gelman (Buenos Aires, 3 de mayo de 1930 – Ciudad de México, 14 de enero de 2014) / 

domingo, 27 de noviembre de 2022

sábado, 5 de noviembre de 2022

FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión 3

Stefhany Rojas Wagner (Colombia), Daniela Camozzi y José María Pallaoro


FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión

Algunos textos leídos en el transcurso de la X edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina / Cierre 29 de octubre de 2022 / Centro Cultural Movemos / 

Daniela Camozzi y José María Pallaoro

Yo no dormí en ese lugar 
ni en ningún otro, 
desde siempre sigo despierto 

y aún así no me explico 
el porqué de esas flores 

que cada tanto 
y cada vez más lejos 
dejan sobre mí


Una primavera abandoné en el río de los ojos de la mujer de mis sueños una botella llena de palabras. Deseo creer que sigue flotando en aguas dulces, que aún no llegó a la orilla de su corazón. ¿Cuántas primaveras más esperaré? ¿Cuántos otoños? ¿Cuántos silencios?


El comensal festeja con amigos

     Aquí yace 
una lápida 
vacía. 


*

La espera


Memorias

Mi madre duerme

No sé si la lluvia
habitará su casa de hoy
o si nos encontrará
jugando en el jardín

La memoria detrás del sueño
nos cobija a los dos
mientras la lluvia cae

impedida de borrar
lo que no puede morir


Margaritas

     Estamos en la cocina. Mira viejas fotos y sonríe. Le convido un mate y cariñosamente dice que después, que ahora está caminando por calles reconocidas. Tomo el mate que le convidara y sigo leyendo el libro que dejé sobre la mesa. Es un libro de poemas de un amigo de Buenos Aires. Tiene un nombre de mujer el libro de mi amigo. Pero no es el tuyo, le escucho decir. No, no es tu nombre que se repite una y otra vez. Tendré que deshojar la margarita como ella deshoja las fotos que sacamos hace apenas un rato de una caja de zapatos.


Ella dijo

Empujá la desdicha a un lado
porque para el dolor
siempre hay tiempo

y recordá
la vida
no es más que estos pedazos de nosotros
compartidos con los demás

Mery Yolanda Sánchez (Colombia), José María Pallaoro,
Fredrik Ekelund/ Marisol (Suecia) y Alejandro Mendez
 

*

Ella escribe en la playa, escribe 
en su cuaderno de arena
Escribe indiferente 
a la marea que sube, 
a la marea que baja, escribe 
con sus piernas entrelazadas 

hasta que el atardecer no está 
y la noche amiga con su pelo 
En ese instante, se levanta y se va 
sin el cuaderno de arena, vuelve, 
vuelve a su casa, a cobijarse 
colmando de palabras 

           mi corazón


En los días escasos sale 
con la bolsa de los mandados 
y penetra en el bosque 
Recoge piñas, cortezas, ramas pequeñas
La bolsa en su interior contiene bolsas 
vacías
y las llena de maderas
secas 
como uñas humanas
pelos
heridas que abandona
Piensa 
y regresa con sus manos 
repletas de un esplendor 
que junto al viento de otro amanecer 
soplará


Una mariposa en la máquina de coser 
con techo de corteza de árbol apolillado 
En lo azaroso una pava que fue y adorna 
la puerta del gallinero entrampada 
con la glicina y el ligustro 
y la manzanilla y los sillones 
y el sillón 
en el que sentado observo
una mariposa que ya no está


Huye del calor de las moscas
Hay una puerta de entrada
La traspasa y desaparece la puerta
Hay una exposición de pinturas
Hay un solo retrato de una artista que regresa
Para descifrarla se sienta en un taburete
Ve su cuerpo como un Buda en la arena
Ve sus manos que abrazan
Ve sus anteojos grandes
Ve sus ojos oscuros y bellos 
No puede salir de ese lugar
Un día se verá crecer hasta lo alto de ella
y la besará
y se quedará 
en el centro mismo de su frío


*

Pallaoro y Alejandro Mendez


El coágulo desapareció 
se disolvió 
no está más 
eso parece 
lo ves en esta imagen

¿Es bueno? ¿Es malo? 

No supo decirme 

Me dio una palmadita en el hombro 
y andá tranquilo 

y viví 
             mientras puedas 


La tarea 
dice el maestro 
es lograr que ustedes 
bla bla 
Nadie la termina 
Dejan sus hojas en blanco 
Hacen avioncitos 
que arrojan hacia las ventanas 
y recorren el verde cielo 
colectivo e individual 

Solo espero que los misiles que les han arrojado 
se desvanezcan en el aire 
se conviertan en dulce anillo de hierbas 
                                         frescas


El frío no nos cobija
combatimos con fuego al frío
Tu saliva humedece mi cuerpo 
y refresca la piel que absorbe
que deja lo seco del desierto
que mirás el cuerpo sacudido
tus ojos que suben y bajan
que brillan en la respiración 
y los gemidos
jugos que recorren tu boca
tu lengua
mojás las sábanas que nos cubren
que marean
olas de dejarme
cuerpo quieto ante vos que te estirás
tus pechos en mi pecho
tus piernas entre mis piernas
tu silencio en mi silencio


La mirada ingenua ante las cosas
Con la cuchilla corta perejil 
cebolla zanahorias tomates hojas verdes 
Las corta las pica no en ese orden 
El orden la condujo a ser distraída 
para que la realidad 
la que ahora comprende 
No 
no es este el caso 
No 
no es que la realidad se le cayó encima 
La mirada ya no es ingenua
Seca la cuchilla con una servilleta 
la limpia con un repasador 
y la deja 
inmóvil 
sobre la mesada 
quiere pensarlo 
evitar lo emocional 
Evitar agarrar la cuchilla 
por el mango 
aunque la hoja gotee sangre 

Pallaoro y Evans Okan (Tahití) 

*

Mis poetas favoritos

     Una tarde, en la cama, me preguntaste cuáles eran mis poetas favoritos. Me quedé pensando, un instante largo. Luego, miré nuestros cuerpos, mi pecho pegado a tu espalda, te abracé, besé tu cuello, y te fui diciendo mis poetas favoritos, te los decía al oído, muy suave te los decía, “ayudame” te pedí, y pasaste tu mano por entre mis piernas, y me moví, despacio me moví, los dos curiosos, suspirando y jadeando, por mis poetas favoritos, hasta inundar la tarde con sus versos, y los nuestros que se escribían en ese atardecer, ahora 

*

Pallaoro con empanada y poeta María Cristina Santiago

El desierto

Solos, en el ahora de las palabras, uno de los dos –no importa quién– trae el mar para mojar los cuerpos y cruzar el desierto.


     El sábado 29 de octubre cierre en Buenos Aires de la X EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA / Literatura e Inclusión / 

     Mi agradecimiento a sus directores Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala / Lucrecia Handula / 

     A los poetas participantes: Stefhany Rojas Wagner (Colombia), Mery Yolanda Sánchez (Colombia), Fredrik Ekelund/ Marisol (Suecia), Evans Okan (Tahití), Marcia Mogro (Bolivia) y los argentinos Daniela Camozzi, Marina Cavalletti, María Casiraghi, Alejandro Mendez, Eugenia Coiro. Roberto Liñares / Ph Lucrecia Handula Ph Jennifer García Acevedo Ph José María Pallaoro / 

Final

FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión 2

Ensenada, Instituto Educación Secundaria CENS Nº 453


FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión

Profesora Vanesa García, José María Pallaoro, directora María José Arauz y María Casiraghi 


Algunos textos leídos en el transcurso de la X edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina / Ensenada / 27 de octubre de 2022 / 


Un día cuando la noche amanezca cerraré los ojos para sentirte reír
           a pesar de la sordera de las manos 
           a pesar del silencio del agua 
           a pesar del humo ensordecedor 
Un día
              cuando la noche amanezca


Si ella se va el verde del mar se cierra, las olas no llegan a la orilla, la marea no marea, y el alcohol se evapora en el frío de libros envueltos en celofán
Si ella se va su herida nunca estuvo 


Sí, la noche es luz cegadora de árboles y plantas, cortinas y viento 
Los muebles, inmóviles, sordos, inútiles, polvo del quedarse, parecen dormir junto a los demás objetos 
¿Dejan de pensar, de vivir? Un día, en el tal vez de los oráculos, caerán batracios del cielo 
Las piedras aladas de nuestro despertar 


UN SONETO

En los días en que los muertos viven 
el barrio despierta sin colores; zanjas 
con renacuajos y anguilas repiten 
leyendas de limones y manzanas 
que nadie a la hora de la siesta 
puede ofrecerte. No olvido. Pronto el fin 
de todo sellará los ojos de esta 
mariposa posada en el verdín 
donde  una vez habitó la estrella 
muerta de otra mariposa. La nube 
roja que se va se lleva la sombra 
de la vivido en esa oscura estela 
que se pierde en lo que ya no se ve. 
La noche de los muertos nada nombra.

María Casiraghi y José María Pallaoro

CON FELICIDAD

     Mi madre, antes de que yo pudiese hablar, murió. 
     Mi padre, quizás por eso, fue demasiado cariñoso conmigo. 
     A pocos meses de cumplir los doce, como dote, eso contaron las viejas, me entregó al herrero de un pueblo vecino al nuestro. Saldó la deuda con algunas herramientas. 
     Una maza, una carretilla de jardín, una pala de punta, un licor fuerte. 
     El herrero siguió el ejemplo de mi padre. 
     Llegué a parir cinco hijos; los tres últimos, como gatos al nacer, no llegaron a emitir palabra.   Las dos primeras, que ya saben leer y escribir, están pegaditas a mí, lejos, ahora, de la tumba de su progenitor. 
     Me pregunta doña Felicidad, siempre atenta a mis historias, si he sido feliz. En una de esas, quisiera decirle, pero no le digo nada, y huelo los jazmines que la señora puso sobre la mesa, y sigo remendando los guantes de su marido, que, es un decir, en paz descanse. 

*
José María Pallaoro y poeta-organizador Ricardo Rojas Ayrala

     El jueves 27 de octubre participamos de la X EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA / Literatura e Inclusión / en Ensenada, Instituto Educación Secundaria CENS Nº 453 / Directora: María José Arauz / Profesora: Vanesa García / Hermoso diálogo con los estudiantes / Algunos se animaron a leer sus textos /

Poeta Marcia Mogro (Bolivia) y José María Pallaoro

     Mi agradecimiento a Ricardo Rojas Ayrala, Marcia Mogro (Bolivia), Stefhany Rojas Wagner (Colombia) y María Casiraghi / 

Poeta Stefhany Rojas Wagner (Colombia) y José María Pallaoro


FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión 1

Auditorio Asociación Bancaria, barrio porteño de San Nicolás / Lectura de
José María Pallaoro, Fredrik Ekelund/ Marisol (Suecia) y Alejandro Mendez 


FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA 2022 Literatura e Inclusión

Algunos textos leídos en el transcurso de la X edición del Festival Internacional VaPoesía Argentina / Inicio / 


José María Pallaoro, Marta Miranda y Marcia Mogro (Bolivia)


La palabra escrita 

En el peligro de este mundo, en la maraña más oscura, en los labios incansables, abres tus piernas y me devoras. 

Mery Yolanda Sánchez (Colombia) y José María Pallaoro

La enredadera

Las rejas desaparecen

Es indudable que ese jazmín crece
para recordarnos
que la belleza es
aún posible

Dentro de pocos días
sus flores perfumarán

la intimidad de esta habitación
donde consumo mis horas

en busca de un tesoro que no encuentro
y que no sé si existe



Cantar a tientas

Hace una cantidad de años
se solía dejar ciegos a los canarios
para lograr en su canto
mayor belleza
–actitud típicamente humana
como cortar lenguas
cercenar gargantas–

Hoy las cosas no han mejorado
y los pájaros que aún sobreviven
cantan
a tientas
todo el tiempo

con señas desesperadas


Laberinto

No hay laberintos por elevación. Escribir es la única salida.


     El lunes 24 de octubre inició la etapa Buenos Aires de la X EDICIÓN DEL FESTIVAL INTERNACIONAL VAPOESÍA ARGENTINA / Literatura e Inclusión / 

     Mi agradecimiento a sus directores Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala / Lucrecia Handula / 

     A los poetas participantes de esta etapa: Stefhany Rojas Wagner (Colombia), Mery Yolanda Sánchez (Colombia), Fredrik Ekelund/ Marisol (Suecia), Evans Okan (Tahití), Marcia Mogro (Bolivia) y los argentinos Daniela Camozzi, Marina Cavalletti, María Casiraghi, Alejandro Mendez, Eugenia Coiro. Roberto Liñares / Ph Lucrecia Handula / 

lunes, 19 de septiembre de 2022

Encuentro en Taller La Plata y en Taller City Bell

Eduardo Maradona, José María Pallaoro, Adriana Romano, Marcelo Steblak, 

Valentina López y Paola Boccalari



Taller Presencial La Plata y City Bell / Taller Virtual 


CHANTAL MAILLARD / Un poema 

Deseé alguna vez que un poeta me amase.
Ahora duelen sus poemas en mi cuerpo‚
algo de mí que en él se reconoce hasta quebrar la imagen
de todo lo que fui.
Ahora deseo que me amase tanto que dejara de amarme
y sus palabras fuesen nieve
que el sol de junio fundiese entre mis pechos‚
allí donde su aliento insiste en acallar
esta tristeza antigua que siempre me acompaña.

Delfina Lascano y Vedia, Soledad Gutiérrez Eguía y José María Pallaoro



ALFREDO VEIRAVÉ / RADAR EN LA TORMENTA 

Y alguna vez, no siempre, guiado por el radar
el poema aterriza en la pista, a ciegas,
                                           (entre relámpagos)
carretera bajo la  lluvia, y al detener las turbinas, descienden
de él, pasajeros aliviados de la muerte: las palabras.


IDA VITALE / RESIDUA

Corta la vida o larga, todo
lo que vivimos se reduce
a un gris residuo en la memoria.
De los antiguos viajes quedan
las enigmáticas monedas
que pretenden valores falsos.
De la memoria sólo sube
un vago polvo y un perfume.
¿Acaso sea la poesía?

Susana Siveau 


SUSANA SIVEAU / HERENCIA

Humilde sabio, supiste
la luz, la sombra, las quimeras
que el corazón soporta en la rutina,
pequeñas cosas que nos llevan 
a vaciar el arca de los años,
a olvidar el dolor
mas por urgencia de olvidar que por olvido.

Nombro los silencios de tu vida
y a veces casi te comprendo, hogaza buena,
pan que a nadie se negó.
Abrigo y lluvia.

Hoy aprendo a mirar desde tus ojos,
habitar el mundo 
con solo indóciles letras en las manos.


IRENE GRUSS / VENTANA

La ventana está sucia.
Gotas secas no dejan ver, se pegotean,
el polvo se instala y
cuesta decidir cuál es
la última lluvia o
el último sol.


JOSÉ MARÍA PALLAORO / TIGRE DELTA BLUES 

     Un hombre joven que debe una muerte, se refugia en una pequeña isla de un delta del Tigre. Espera a una mujer, ha matado por ella. Dicen amarse, desde jóvenes dicen amarse. Él la espera en la isla desierta. Ella, en un pueblo cercano, va a bares, y frecuenta a otros hombres. Él piensa en ella y en poder escapar de ese lugar ya cercado por la Ley. Ella piensa en él cuando otros la besan en el cuello y la abrazan en la oscuridad. Ninguno puede salir, quizás no lo intenten, de esa isla que han creado para no estar juntos y amarse en la falta y necesidad del otro. 


PAUL CELAN / CORONA

En mi mano come el otoño su hoja: somos amigos.
Descascaramos el tiempo de las nueces y le enseñamos a andar:
El tiempo retorna a la cáscara.
En el espejo es domingo,
en el soñar se duerme,
la boca dice verdad.
Mi ojo desciende al sexo de la amada: nos miramos,
nos decimos lo oscuro.
Nos amamos uno al otro como amapola y memoria,
dormimos como vino en las conchas,
como la mar en el rayo de sangre de la luna.
Estamos abrazados en la ventana, nos miran desde la calle:
ya es tiempo de que se sepa.
Ya es tiempo de que la piedra se avenga a florecer;
que a la inquietud le palpite un corazón.
Ya es tiempo de que sea tiempo.
Ya es tiempo.